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jueves, 16 de junio de 2011

Dios y el Diablo

Eterna antinomia, seres supremos sin forma ni color conocida, uno allí arriba, en el Cielo; el otro reside bajo nuestros pies, en el Infierno. Cielo como aquel paraíso al que solo llegaremos si nuestras almas fueron puras, de lo contrario, si caemos ante las tentaciones que nos ofrece el Diablo, nos vamos al Infierno.
Lo cierto es que existe un Diablo porque existe un Dios, y viceversa. Ambos se necesitan para lograr su cometido en este mundo. Desde tiempos remotos se habla en diferentes religiones y culturas de la presencia de estos dos seres divinos, en constante guerra espiritual.
Personalmente no creo que mi Dios esté en una iglesia, ni que el Diablo esté bajo mis pies. Mas bien creo que estas dos formas se adoptan como guía para el transcurso de nuestra vida y el accionar diario. Ya desde pequeños escuchábamos a nuestros padres y abuelos decir " Dios te va a castigar si te portas mal", "El Diablo sabe por diablo , pero más sabe por viejo", o el tan famoso "si Dios quiere ...".
Todos sabemos diferenciar con mas o menos exactitud lo "bueno" de lo "malo". Pero ... lo bueno y lo malo para quién? Si Adán y Eva mordieron el fruto prohibido nadie se imaginó que quizás solo tenían hambre? Lo cierto es que desde la antigüedad, mediante biblias, testamentos,tablas de mandamientos y demás yerbas, nos hicieron conocer historias incomprobables y fantásticas con el objetivo de mostrarnos que había un camino correcto y otro incorrecto.Algo bueno y algo malo representado en la forma de un Dios y un Diablo respectivamente.
No veo al Paraíso ni al Infierno como destinos pos-muerte. Sino como representaciones de momentos de nuestra existencia en este mundo, como estados internos de cada ser. Así, el paraíso de una persona puede ser el momento de ver nacer a su hijo, y el infierno de otra persona puede ser la muerte de un ser querido, o la subsistencia con una enfermedad terminal. De esta manera paraíso e infierno podrían convivir en una persona a lo largo de su vida. 
Así es como veo a Dios y al Diablo. Veo a Dios contemplando la belleza de una flor, escuchando el cantar de los pájaros por la mañana, viendo acciones solidarias. Y al Diablo lo veo en las guerras, en un niño con hambre, en la pobreza. No me parece malo que se vea la necesidad de creer en un Dios, porque todos necesitamos fe en algún momento de nuestras vidas; asi como tampoco veo mal la creencia de que existe un Diablo, ya que todos necesitamos un limite, un freno a nuestros excesos.
Dios y el Diablo, eterna antinomia, rodeados de creencias y de devociones, pero necesarios.



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